Este texto es una traducción del artículo publicado por Debbie Hayton en su blog el 29 de noviembre de 2016. Es necesario contextualizar la preocupación de Debbie como presona trans ante la posibilidad de que se modificaran las leyes del Reino Unido para favorecer la llamada “identidad de género” como criterio jurídico suficiente para reconocer a una persona como transexual. Para ello, recomiendo la lectura de la entrada de Wikipedia sobre la situación de los derechos de las personas trans en el Reino Unido.
En todo caso, es fundamental entender el significado del concepto de “reasignación de género”, derivado del llamado reconocimiento del género en la legislación británica y que, a diferencia de la noción de “identidad de género”, debe cumplir un conjunto de requisitos claramente estipulados:
Desde el 4 de abril de 2005, de conformidad con la Ley de Reconocimiento del Género de 2004, las personas transgénero pueden cambiar su género legal en el Reino Unido, lo que les permite obtener una nueva acta de nacimiento. Las personas transgénero deben presentar pruebas a un Panel de reconocimiento del género que considerará su caso y emitirá, de proceder, un certificado de reconocimiento del género; es requisito haber completado su transición dos años antes de la emisión de un certificado de reconocimiento del género. La cirugía de reasignación del sexo no es un requisito; no obstante, será aceptada como parte de las pruebas que respalden el caso cuando haya sido realizada. La aprobación formal de la reasignación médica del género puede obtenerse mediante los servicios nacionales de salud (National Health Service, NHS) o en la medicina privada. A diferencia de otros sistemas del mundo, el proceso de reconocimiento del género no exige a los solicitantes haber pasado por el quirófano. Solo deben demostar a un Panel de reconocimiento del género que sufren de disforia de género, han vivido como “su nuevo género” durante dos años y tienen intenciones de continuar así hasta la muerte.
A continuación las reflexiones de Debbie:
El 1 de diciembre de 2016, la Cámara de los Comunes debatirá la siguiente iniciativa de ley:
Que esta Cámara toma nota de que el Reino Unido ha sido pionero de la legislación por la igualdad de las personas LGBT; acoge con beneplácito el anuncio del gobierno sobre un nuevo plan de igualdad para la población trans, y hace un llamado al gobierno para que revise su respuesta a las recomendaciones del informe del Comité para las mujeres y las igualdades sobre la igualdad transgénero a fin de asegurarse de que el Reino Unido sea líder mundial en los derechos de igualdad de las personas trans, en particular al comprometerse tajantemente a modificar la Ley de reconocimiento de género de 2004 de manera acorde con los principios de autodeclaración del género y a remplazar el lenguaje inapropiado y confuso en relación con las personas trans en la Ley de la Igualdad de 2010 mediante la estipulación de la identidad de género como nueva característica protegida.
Como mujer trans, estoy feliz de que se destine tiempo parlamentario a los derechos de las personas trans, quienes siguen siendo objeto de prejuicios y sufriendo de discriminación sistémica, de manera que me parece más que oportuno revisar la legislación. No obstante, cuanto más reflexiono sobre dos propuestas concretas de dicha iniciativa, más nerviosa me siento.
Las garantías vigentes se basan en una realidad objetiva. La Ley de Igualdad de 2010 estipula la característica protegida y la recoge como reasignación de género. El concepto se refiere a acciones específicas de las personas interesadas: cambiar de nombre, modificar marcadores de género, asumir un rol de género y vivir todo el tiempo como alguien que pertenece al sexo opuesto. Se trata de cambios externos verificables que, una vez corroborados por testigos expertos, sirven para afianzar el reconocimiento jurídico pleno mediante la Ley de Reconocimiento de Género de 2004. No me encanta ser sometida a escrutinio, pero el procedimiento garantiza la credibilidad de mi transición, una credibilidad que se perderá si la iniciativa que se debatirá llega a promulgarse.
La proclamación individual del género, también conocida como autoidentificación o autodeclaración, debilitaría un conjunto de garantías de por sí frágiles. Puede ser endiabladamente difícil probar la discriminación. Una encuesta de TotalJobs realizada hace unos meses muestra que 60% de las personas trans sufren de discriminación en el espacio laboral, pero sus casos no llegan a los Tribunales de Empleo. Si bien la ley ayuda a nuestros aliados a confiar en que están actuando correctamente al apoyar los derechos de las personas trans, si se permite cambiar de género sin aportar pruebas fundamentadas, las personas trans y quienes las apoyan enfrentarán más dificultades para resultar convincentes ante los segmentos más antagónicos de la sociedad. Sin duda, será mucho más difícil defendernos de quienes señalan a las personas trans como alucinadas o afirman que nuestra transición es un mero capricho.
El concepto de identidad de género es problemático porque se basa únicamente en los sentimientos. A diferencia de mi reasignación de género, no puedo probar mi identidad de género. Si bien puedo demostrar que vivo como mujer, no puedo aportar pruebas de pensar como mujer o sentir como mujer. La propuesta de ley exigiría a quienes ocupan cargos oficiales que crean en la palabra de una persona trans, pero no podría regular el trazado social de límites. Las mujeres trans, en particular, podrían ver la buena voluntad remplazada por la sospecha en cuanto los hombres abusivos vean la oportunidad de aprovecharse de los espacios de las mujeres y las garantías que las protegen.
De aprobarse esta iniciativa, quienes perderán realmente serán las personas trans, no los grupos hostiles a ellas. Las actuales garantías se verán debilitadas, no fortalecidas, si la identidad de género remplaza a la reasignación de género como característica protegida. Necesitamos reflexionar sobre la realidad de la sociedad en que vivimos antes de precipitarnos hacia un mundo donde los hechos son sustituidos por sentimientos y las pruebas son remplazadas por algo etéreo. Por eso, solicito a mi parlamentario que se oponga a esta propuesta y exhorto a otras personas a hacer lo propio.
Escrito en inglés por Debbie Hayton. Comentario y traducción al español por atenea acevedo @hitzen_bidezka.
Publicado originalmente en Medium el 15 de mayo de 2019 como Un llamado urgente a la cautela en el debate parlamentario sobre posibles cambios en la legislación de los derechos de las personas trans